12 agosto, 2010

Sería tan fácil unirme a tu viaje y dejarme llevar, solo rozar tu mano y mirar al cielo… sentirnos vivos, sentir que no podemos vivir el uno sin el otro. Que el sol sea el único que nos acompañe en los días y la luna sea la única que vigile nuestras noches…


Poder correr a tu lado, gritar y llorar, poder abrazarte y oír tu respiración, solo nuestra respiración unida al son de los latidos de nuestro corazón. Me daría igual quemarme, congelarme o ahogarme a tu lado, porque sería contigo, solo contigo.


Pero es difícil no sentir tu ausencia, no sentir tu vacío.


En ocasiones caminando por algún lugar me viene una brisa de tu perfume, mi mirada gira rápidamente intentando buscarte, suponiendo como una estúpida que cuando mi rostro se gire hacia esa fragancia va a encontrarte, suponiendo que vas a aparecer a mi lado y que me agarrarás fuerte la mano y que me confesarás al oído susurrándome despacio que nada de esto ha ocurrido, que todo era un mal sueño, y que jamás volveré a sentirte tan lejos, todo esto a la vez que mi piel se estremece recordándote…

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