28 agosto, 2010

Susurras en mi oído y yo en el tuyo. Me encanta sentirte cerca, cerrar los ojos e imaginarte a mi lado, no quiero pensar en la idea de no volver a verte.
He dormido y he soñado contigo.
Ahora mientras me desahogo y escribo, escancio en mi cuerpo perfumes, y me apetece que estés aquí, que me hables, que me mires.
En tu círculo de “independencia” y de “egoísmo” solo tiene cabida una persona, yo quiero ser la tercera.
Creo.
                                           Adicción a tu voz y a tus palabras.
La tarde está bastante triste, nublada y ventosa, pero no importa, estoy sentada en el césped mirando el agua, no sé si meterme o no, estoy decidiéndolo mientras me relajo.

Tras un rato decido que… ¿Por qué no? Me lanzo sin pensarlo, el agua acaricia hasta el más oculto de los rincones de mi cuerpo, está congelada, ¿vacaciones en el polo norte?, decido moverme, no quiero quedarme quieta, porque siento mil cuchillos clavándose en mí, decido bailar en el agua, me balanceo, me sumerjo, nado… y llego al borde, tras el esfuerzo me siento un poco agitada, mi corazón palpita rápido, respiro y siento como caen gotas de mi cara, afortunadamente estas si son de agua, entonces me quedo inmóvil, y observo mi pelo negro flotando a mi alrededor, baila.

Siempre me gustó imaginar una vida imposible para una persona que se encuentra en mis circunstancias. En absoluto dispongo de la libertad que requiere la situación, y me duele, y me jode muchísimo.
Hoy no me reconozco, estoy tan realista, tan consciente de todo lo que me rodea. ¿Será que estoy madurando?
Pero como en todo hay dos partes. La que mitiga mis ansias de volar y de vivir la vida loca. Y la que me empuja por el precipicio de los sueños im-posibles.

AHORA.

Como no tengo ganas de concentrarme en nada hago cosas sin sentido (como todo lo que últimamente caracteriza a mi vida), paseo, escucho música, me tumbo y miro fijamente un punto en el suelo, doy vueltas, canto, bailo, me canso, me rodeo de cojines intentando desaparecer entre ellos, me empapo con agua, me seco, preparo comida, me la como, siento angustia, me desespero, pienso, intento concentrarme, sigo sin conseguirlo, ordeno y desordeno todo una vez tras otra, pienso en cambiar las cosas de lugar, ¿esto queda mejor aquí o allí?, qué más da, nadie se va a fijar, te llamo, pero antes de que suene cuelgo (maldito caparazón) no me atrevo…


Ahora miro las cortinas de mi cuarto, no me había fijado nunca tanto en ellas, es curioso que en un día como el de hoy me esté fijando en estos estúpidos detalles. Pero es que no tengo nada mejor que hacer, o al menos no quiero hacer nada mejor.


Mis párpados pesan toneladas, estoy agotada, me siento como esa niña pequeña y pecosa que solía pasar el día en la playa, bañándose, corriendo, saltando las olas, construyendo castillos de arena en la orilla sin pensar que más tarde la marea los destruiría sin dejar rastro de ellos, esa niña que inventaba cuentos de príncipes y princesas que se conocían en un mundo de fantasía y se casaban y eran felices, en ellos no aparecía ninguna bruja, ni impedimento, ni problema, ni distancia, que interrumpiera su preciosa historia de amor, que dulce inocencia, que falta de preocupaciones y que feliz me sentía en esos días.


CUMPLEAÑOS FELIZ.

Jamás pensé que pidiendo un deseo en tu cumpleaños se cumpliera.


Te invoqué hasta en mis momentos más difíciles, no me importó quien había en mi vida, ni como. Sólo dejé que mis pensamientos te atraparan y te arrastraran hacia mí como por arte de magia.


No quiero pensar en lo que va a pasar ni siquiera pretendo entenderlo.

19 agosto, 2010

DE BODA.

Llevo días soñando que me caso, que estamos todos de boda. Es tan raro. Intento verle la cara a mi “esposo” pero cuando voy a mirarle la imagen cambia repentinamente, gente y más gente a mi alrededor, me besan, me abrazan, me felicitan, bailamos, yo intento huir, correr, irme lejos. Es tan extraño…

Todo esto lo achaco al desarreglo sentimental que sufro últimamente, creo que nunca me ha gustado llevar una vida demasiado normal ni parecida a la de nadie.


Veremos cómo termina esto. O quizás no, quién sabe.

13 agosto, 2010

LLUVIA DE ESTRELLAS.

Llevaba tanto tiempo sin verte que tenía miedo a mirarte y no sentir nada.

Llegamos al lugar perfecto entonces organizamos todo, justo como tú tenias previsto, una vez que estaba listo, nos tumbamos y miramos al cielo.
La noche estaba un tanto húmeda y el cielo algo nublado, pero que importaba. Rozabas mi mano y yo sentía ese hormigueo en mi estómago, existía un silencio tan profundo que comenzaba a escuchar tus pensamientos.


Al fin hablaste, y te dije todo lo que pensaba de esto.


-Eres especial. Te quiero y debes creer en ti, yo lo hago.
- ¿Cómo eres tan genial? Gracias.
¡Otra! ¿has pedido un deseo? …


No sé porque, pero esto no es un final. De nuevo otro silencio.


Bonitas lágrimas de San Lorenzo.

12 agosto, 2010











Gracias.
Me apetece experimentar hasta la peor de las sensaciones en mi cuerpo, creo que estoy enloqueciendo, me apetece flotar, reír sin sentido, sentirme en una nube y que nadie pueda bajarme, sólo subirse conmigo si lo desea.


No me importa, ven si quieres, quiero ir ebria, no hablar, quedarme mirando fijamente cualquier cosa y que jamás desaparezca de mi cabeza esta canción, la que me hace sentir y querer estar en estado de éxtasis eterno. Soy una puta insaciable, me daría igual conseguir todo, porque aún así querría más, y eso jamás me permitirá ser feliz.


Jodida y difícil felicidad, derretirme contra una pared, sentirte, que se me trabe la lengua al intentar hablarte, que mis piernas comiencen a temblar como nunca lo han hecho, y, de repente sentir algo que me haga gritar… entonces que mi cuerpo vibre al son de nuestra respiración, que se me caiga el tirante de mi blusa hacia un lado, que grites y disfrutes, que me comas y me muerdas, que esto nunca acabe, pero que jamás vuelva a ser lo mismo.



Hacía tiempo que no sentía este silencio, tan puro, tan yermo.

Intento pero no quiero volver a escuchar el mundo que me rodea,
me siento sola, más sola y mía que nunca.


Me agrada esta mezcla de paz y relajación que siento hoy.


Todo sería blanco si mis días fueran así.

...

Resuena en tu cabeza un sonido extraño como golpes de metal. Y de repente cuando piensas que todo está estable y en silencio, comienzan los gritos. Gritas hasta que estas agotada y no te queda ni un soplo de voz en tu garganta.
Caes y todo se convierte en silencio, húmedo silencio.
Hoy todavía no había derramado una lágrima por ti, ni por tu ausencia. Intento estar entretenida y acompañada todo el tiempo, para así no poder pensar en que no estás. Ahora estoy sola entre mis sábanas dando vueltas con mi cálido cuerpo. No puedo imaginarme que ya no estarás y que ya no volveré a recorrerte. Ahora cuando me encuentro sola escuchando el silencio de la solitaria noche es cuando me acuerdo de nosotros, de lo vivido y de lo que nos quedó por vivir…
Cada momento y cada palabra corren y pasan por mi cabeza, forman parte de mis pensamientos y no puedo evitarlos, se apoderan de mi, pienso que mi mente conspira y me obliga a revivirlos como si en este mismo instante estuvieran ocurriendo. Pero no, no volverán.

Mi angustia aumenta conforme pienso en ella, no puedo evitarlo. Y me siento vencida en esta lucha por ti. Espero que el tiempo te revele todo y que entonces aprendas de una vez la lección.

Me duele como ha terminado todo esto y me duele el porqué ha terminado.



Entra el sol por mi ventana, extraños rayos de sol que se convierten en reflejos deformados a mí alrededor, estoy sentada en la cama, con las piernas cruzadas, observo lo que tengo, lo que soy y lo que me rodea.
Me doy cuenta que ya no sé quién soy. En poco tiempo ha cambiado todo, últimamente con cada paso que doy comento un error, y siempre pienso que será el último, que jamás me permitiré volver a caer, pero todos mis esfuerzos son inútiles.
Es inevitable, creeme. Es como si el tiempo se detuviera, no existe nada más, solo tú y yo. Solo nosotros, nadie más.
Sería tan fácil unirme a tu viaje y dejarme llevar, solo rozar tu mano y mirar al cielo… sentirnos vivos, sentir que no podemos vivir el uno sin el otro. Que el sol sea el único que nos acompañe en los días y la luna sea la única que vigile nuestras noches…


Poder correr a tu lado, gritar y llorar, poder abrazarte y oír tu respiración, solo nuestra respiración unida al son de los latidos de nuestro corazón. Me daría igual quemarme, congelarme o ahogarme a tu lado, porque sería contigo, solo contigo.


Pero es difícil no sentir tu ausencia, no sentir tu vacío.


En ocasiones caminando por algún lugar me viene una brisa de tu perfume, mi mirada gira rápidamente intentando buscarte, suponiendo como una estúpida que cuando mi rostro se gire hacia esa fragancia va a encontrarte, suponiendo que vas a aparecer a mi lado y que me agarrarás fuerte la mano y que me confesarás al oído susurrándome despacio que nada de esto ha ocurrido, que todo era un mal sueño, y que jamás volveré a sentirte tan lejos, todo esto a la vez que mi piel se estremece recordándote…

CAOS.

Voy a cambiar todo de lugar, guardaré recuerdos en cajas. Quitaré todo lo que me lleve a ti, porque siento que ya no me apetece recordarte, porque siento que esto ya no guarda ningún sentido.

Tal vez, la historia debió terminar hace tiempo, en aquel tiempo en el que todo era especial, aunque ambos teníamos la certeza de que jamás estaríamos juntos, pero por seguirla, esto se ha convertido en algo sin sentido, sin orden y sin estabilidad... esto es un auténtico CAOS.

Ya no querré sentirte, ni verte.

Seremos como aquel último cigarrillo.


Si me lo pides, volveré.
Algo nos encendió,
poco a poco nos calentamos,
ardimos...


Como aquel humo te esfumaste,
desapareciste con el viento...
Sin darnos cuenta nos consumimos,
como esa ceniza caímos
y desaparecimos.