12 agosto, 2010

Entra el sol por mi ventana, extraños rayos de sol que se convierten en reflejos deformados a mí alrededor, estoy sentada en la cama, con las piernas cruzadas, observo lo que tengo, lo que soy y lo que me rodea.
Me doy cuenta que ya no sé quién soy. En poco tiempo ha cambiado todo, últimamente con cada paso que doy comento un error, y siempre pienso que será el último, que jamás me permitiré volver a caer, pero todos mis esfuerzos son inútiles.
Es inevitable, creeme. Es como si el tiempo se detuviera, no existe nada más, solo tú y yo. Solo nosotros, nadie más.

No hay comentarios: