11 febrero, 2011

Decir poema, a veces es un silencio nuevo,
igual que el de la lluvia sobre un pecho cerrado.

Nunca entenderán mis alucinaciones,
los límites cambiantes de mis manos,
su miel extraviada, mi estela fabulosa,
las ansias de quedar siempre entre vosotros.

Decir poema, a veces, es una luz violenta.
Si acaso un pensamiento que aúlla entre lo ido:
la cima de una hoguera,
los besos no encontrados,
el borde de aquel que el hombre nunca ha visto.

Decir abismo, a veces, es un cometa muerto.
Quisiera abrir la noche y ver tu nombre dentro;
coser tu nombre a oscuras, tremendamente solo,
tus ojos de color de algunas olas quietas
y aquello que da voz a lo que fuiste.
Quisiera verte ahora, cubierta de palabras
y risas como eclipses.

Cuando el naufragio llega con su perpetua danza,
cuando la luz deshace sus postigos,
la noche viaja adentro de la noche,
se aleja en un trapecio de infinitos,
sin tiempo que pender, izando un triple llanto,
y todo ya es caricia, abrazo sin retorno.
Y todo se hace ausencia, o miel sin porvenir,
o sueño en extravío.

Decir te quiero, entonces, es un misterio en llamas
es un crimen perfecto.




Antonio Lucas.







03 febrero, 2011

Tengo que volver a escribir.
Resulta extraño pero cuando he bajado del bus he sentido fuerza y coraje por hacer aquello que me gusta, por luchar por lo que realmente merece la pena y por no olvidarme jamás de quién soy.
Ojalá este viaje nunca acabara.

No quiero llegar y sentir como me asfixio entre tanta gente que no dejará de preguntarme: ¿qué tal estoy?, ¿qué tal mis exámenes? Y yo tendré que fingir diciendo que estoy muy bien.

Ayer decidí decidir. No te importó nada lo que te dije. Seguro que dormiste muy a gusto sabiendo el peso que te habías quitado de encima. Ni siquiera te molestaste en explicarlo, ese es tu estilo, huir.

Estoy tan cansada de todo esto, sois todos iguales y yo parece que nunca caigo a pesar de saberlo, será que me gusta sentirme así mientras que a mí alrededor todo transcurre con total normalidad.

Debería pasar de ti. Olvidarte. Pero hoy he soñado contigo… Y qué dulce eras...
Adiós caparazón. Pero se ve que te gusta la vida de las tortugas.

Escucho “The Kooks” para ver si me animo un poco.

Que bien lo pasamos jugando a ser modelo y fotógrafo mientras sonaba aquella música…

La última tarde de lo que fue el año 2010. 
Te echo tanto de menos estos días. 
Te necesito.
Pero pronto nos veremos. 
Juntos de nuevo.




Te quiero.