28 agosto, 2010

La tarde está bastante triste, nublada y ventosa, pero no importa, estoy sentada en el césped mirando el agua, no sé si meterme o no, estoy decidiéndolo mientras me relajo.

Tras un rato decido que… ¿Por qué no? Me lanzo sin pensarlo, el agua acaricia hasta el más oculto de los rincones de mi cuerpo, está congelada, ¿vacaciones en el polo norte?, decido moverme, no quiero quedarme quieta, porque siento mil cuchillos clavándose en mí, decido bailar en el agua, me balanceo, me sumerjo, nado… y llego al borde, tras el esfuerzo me siento un poco agitada, mi corazón palpita rápido, respiro y siento como caen gotas de mi cara, afortunadamente estas si son de agua, entonces me quedo inmóvil, y observo mi pelo negro flotando a mi alrededor, baila.

No hay comentarios: