23 julio, 2011

Aunque estuviera en rojo, siempre cruzamos.

Tres situaciones, tres caminos en los que tú te convertías en una especie de semáforo. Me explico, los colores guardaban relación con lo que podía pasar entre nosotros:

-Rojo: desaparecías de mi vida.
-Naranja: estarías en ella pero no de forma especial, simplemente uno más.
-Verde: serías el único.

No puedo decirte que me daba igual lo que ocurriera o que simplemente dejaba a la suerte el color de ese semáforo, pero si tenía la certeza de algo, era de que ocurriera lo que ocurriera sufriría menos, porque si algo he aprendido es que el tiempo sana.

Parece que has aprendido la lección, que la has querido aprender esta vez.

Sé que suena raro ante los que me quieren pero sé que hago lo correcto, quizás no para mí pero sí para alguien que me importa. Cambia esta vez, ya no tanto por mí, por ti.

Pero por favor, si ves que a pesar del esfuerzo no puedes remediarte, avísame.

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