27 julio, 2011

27.

Intentas descansar pero una luz que parpadea como si se secara de observarte, mira. Suena la una, solitaria y fría; entonces todo parece caer en el pozo de los sueños, sueños que al no ser cumplidos nunca caducaran, sueños frescos que se apoderaran de tus entrañas cada mañana, como si fueran un aviso de que cada día que pasa pierdes una oportunidad para volar de aquí.
Desnuda mi cuerpo y vístelo esta vez con caricias interminables, abrígalo con tu lengua, para siempre. Borra mi cara y maquillala con besos calientes, cuídame.
Todo empieza porque no hay dos sin tres, recuérdalo. Te dije, me pican los ojos, que no lloren más, porque al final no querré mirarte.
La balanza, el equilibrio, el más y el menos, ¿lo conseguiremos?
Tú lo congelaste. Ahora lloremos.

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