19 mayo, 2012

Yo insistente.


Cierro los ojos: desaparece el mundo.
En el interior negro de mi cuerpo
Sigue mi yo sombrío sin cambiar de postura.
Ensimismado, mudo, impenetrable.
Asusta su silencio: es un reproche.

Abro los ojos: el mundo reaparece
Luminoso, diverso.
Pero mi yo persiste, no abandona.
Él es el que lo mira,
Él es el que proyecta
El mutismo obstinado, la frialdad distante
Que el mundo me devuelve implacable, severo.

 Ángel González.

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