Querida Catherine: Mi vida empezó al conocerte, y pensé que había acabado cuando no pude salvarte. Me aferraba a tu recuerdo para mantenernos vivos a ambos. Pero me equivocaba. Una mujer, Theresa, me enseñó que si era valiente y abría mi corazón podría amar otra vez, por muy mal que estuviera. Me hizo
ver que sólo estaba vivo a medias. Aquello me asustó y me dolió. No sabía cuánto la necesitaba hasta la noche en
que la vi irse.
Cuando el avión despegó, sentí que algo se rompía dentro. Y
lo supe.
Debí impedírselo. Debí
seguirla a su casa. Mañana navegaré hasta la punta del
viento y me despediré de ti.
Luego iré a buscar a esa mujer e intentaré ganarme su corazón.
Si puedo, sé que me bendecirás a mí y a todos. Si no puedo, me sentiré dichoso por haber tenido la suerte de amar dos veces. Ella me dio eso. Y si te digo que la amo tanto como te amé a ti entonces lo entenderás todo.
Descansa en paz, amor mío. Garret.
Un mensaje en la botella.
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