21 marzo, 2011

13demarzo.

Mientras estaba con ellos me reía y a pesar de todas las conversaciones que se cruzaban oí una frase. No pude contenerme, lloré, que lágrimas. Todos se abalanzaron hacia mí preguntándome que ocurría. No podía decir nada. No puedo hablar. No merece la pena recordar. Me metí al baño y me quedé mirándome en el espejo con las manos apoyadas en el lavabo, “que ojos tan bonitos”, pensé... 
A pesar de las lágrimas que me caían, del rímel resvalando por mi cara y de mis labios temblando pensé: sabes que no merece la pena, él ya no te recuerda. ¿Qué pasa Tatiana?, eso mismo me pregunto yo.

1 comentario:

Àngela N. dijo...

Como dirían los de pueblo:
"ostias, Pedrín" ...