31 enero, 2011

Hoy nuestros cuerpos se han exprimido como si estuvieran enfermos del cólera.

Al final nuestros bonitos ojos han quedado rojos, tanto como nuestros labios pintados. Escuchamos canciones que nos hacen recordar, canciones que han marcado una etapa en nuestra vida, canciones que al fin y al cabo duelen, pero qué canciones…

Pienso que lo estamos haciendo muy bien. Jamás pude imaginarme una forma mejor de llevar las situaciones que nos aparecen como muñecos de resortes en nuestras jóvenes y bellas vidas. Dejemos de pensar en los 100 motivos por los que lo pasamos mal y sufrimos y pensemos en los 101 que nos hacen sonreír, que siempre han estado ahí y que quizás nunca hayamos valorado.

No intentes vincularte a nada que te lleve a él. Esta vez no, créeme. Lo único que harás será retroceder 1000 pasos, y eso nunca sabe bien. En ese momento piensas que te controlarás y que sabrás manejar la situación, pero cuando vuelves a tu habitación roja y estás sola te das cuenta de que la has cagado y que ya no hay marcha atrás, porque has vuelto a caer. Y esta vez no lo permitiré.

Siempre fuimos dos seres demasiado volátiles, flotamos en sueños y fantasías que no siempre han salido como hemos querido… pero de lo que mucha gente que aparenta una eterna felicidad no es consciente, es de que todo esto nos hace fuertes, de que esto nos lleva a noches de aliento cálido y manos frías, noches largas, noches inquietas, sentimientos mezclados incluso trastornos extraños.

Pero da igual, porque un día alguien me enseñó algo, “no sentir”.

TE QUIERO.

No hay comentarios: